Y así a las estancias del alma llega una lluvia amarga de noches en blanco de azul ocultada, de lagrimas de sangre de soledad impregnada; lo primero es sedarnos, amarrarnos, aislarnos, no se nos pregunta nada…; y a la familia se le comunica que mejor no vernos en esos primeros días, no vaya a ser que contemos que aislarnos nos perjudica, que esa terapia de choque la podemos hacer en casa, donde no se rompa nuestra valiosa rutina que nos salva, y así el psiquiatra pasa de largo, solo vemos su sombra ante nuestra puerta, ante nuestra soledad, ante nuestra amargura, ante la desesperación; no existen terapias de grupo en la psiquiatría de la seguridad social, no hay alternativas que ayuden a integrarnos. Sin embargo los psiquiatras que trabajan en la en ella y que además y que tienen despachos privados donde echarnos la alfombra roja cuando entramos, donde sí que contamos, pues aseguramos unos pingues ingresos, que además no declaran, véase el caso de nuestro jefe de squiatría del hospital Negrin, engordamos sus carteras, esos sí que hacen terapias de grupo, nuestra opinión cuenta por que la pagamos. En los centros de salud mental de la seguridad social nos llaman cada quince días para llevarnos como rebaños a pastar, en los centros comerciales, la mayoría de nosotros solo cobra la ayuda no contributiva de cuatrocientos euros.,no tenemos dinero para cubrir nuestras necesidades básicas, porque no escuchan nuestras suplicas, por que no tenemos ayuda psicológica, por que no se nos toma en serio, por favor solo pedimos que por el amor de Dios que escuchen nuestras suplicas., solo pedimos un poco de amabilidad, de amor, de comprensión, de atención, una ayuda que nos permita reinsertarnos, a salir de nuestro aislamiento. Si proponemos algo, se nos dice siempre que no hay presupuesto., es una vergüenza, la psiquiatría en canarias está dejada de la mano de Dios., es la hermana pequeña de la medicina, somos enfermos marginales.
Y que decir de los psiquiátricos privados, “somos carne de cañón”. El clínico, (estuve ingresada mes y medio en este spquiatrico) López-Ibor por ejemplo es más caro que un hotel de lujo, donde te cobran las visitas diarias del spquiatra al que no vez, dónde no tienen personal para hacer terapias de grupo, donde no te facilitan ni un folio para poder escribir, no puedes repetir una fruta en el almuerzo, donde se mezclan en su jardín todas las clases de psicopatías , narcóticos, alcohólicos, trastornos graves de personalidad, bulímicas y anoréxica,, enfermos de alzeimer a los que mantienen amarrados en la quintan planta con los esquizofrénicos a los que solo sacan al patio dos horas al día, el resto permanecen aislados y encerrados en sus habitaciones. Somos los leprosos del siglo XXI.
Las Palmas de Gran Canaria, 14 de enero de 2.010
Alcira Mª Sosa Morán
P.D. Y punto, vaya mi callada vergüenza por no luchar con más ahínco cada día.
Revolucionando conciencias.