Rosa María Artal | http://rosamariaartal.com
Zapatero se despide a todo lo grande. Acaba de proponer reformar la Constitución para fijar en ella un techo al déficit público. Es lo que mandaron Merkel y Sarkozy y, lógicamente, Rajoy está de acuerdo. Esto implica consagrar el neoliberalismo en nuestra Carta Magna, segando el camino a cualquier progresista que pueda llegar en un futuro al Gobierno. Es un error monumental que ni siquiera la “Biblia” neoliberal, el Wall Street Journal, consideraba que fuera posible en la vieja Europa: pretender fijar en las Constituciones un tope de endeudamiento es una medida de derechas que difícilmente aceptarán los Parlamentos de “las 17 democracias” –decía- afectadas por su pertenencia al euro.
Pero, más papista que el Papa en cuestión de neoliberalismo, nuestro derrotado presidente se dispone a ponerlo en marcha de inmediato. Los países que guardan el espíritu de la vieja democracia europea –su inventora- que hagan lo que quieran, pero España ya acata… y siega el futuro. ¿No estamos viendo que las políticas que siguen no funcionan? Estamos cayendo en una nueva recesión. Da que pensar que sea precisamente lo que buscan. No pueden estar tan ciegos. Pero es preocupante que esto coincida con la aplicación de la “mano dura”, como ha hecho Cameron en Gran Bretaña o… la policía española estos días sin ir más lejos.
Pero una reforma de la Constitución en un sentido tan grave no se puede hacer sin un referéndum como ha propuesto Gaspar Llamazares. No podemos consentirlo. Y arbitrando información adecuada a los ciudadanos para que no se dejen embaucar en la política del sonajero, que tan genialmente describe hoy Jesús Mota.
¿Qué desarreglo psíquico ha podido llevar a Zapatero a formular semejante propuesta para cuatro días que le quedan? ¿Cómo no le dimite el gobierno en pleno y cualquier militante del PSOE al que le quede una brizna de socialdemocracia en la sangre?
Está bien claro que la sociedad tendrá que tomar la iniciativa ante tanto desbarajuste: tenemos que exigir un referéndum, repito. Y arbitrando medidas para que exista información veraz. Traer incluso a Stiglitz y a Krugman a hablar en el Parlamento y en “prime time” de la televisión pública. Que expertos de todo tipo muestren las evidencias de los datos. Se diría que Zapatero ha perdido la razón, incluso la vergüenza.
Actualizo: Puede no tenerlo tan fácil como cree: “Si el Gobierno español decidiera asumir la exigencia franco-alemana, el camino para una reforma express se antoja casi imposible: solo con que se oponga una décima parte de los diputados, habría que disolver las Cortes y convocar referéndum“.
Lo urgente es que nadie se deje embaucar.
Otra actualización:
Como entiendo que algunos vaís de buena fe (salvo el premio nóbel que dice ser economista más abajo), enlazo un artículo de Joseph Stiglitz, Premio Nóbel de Economía auténtico: ”Un contagio de malas ideas”.
Por otro lado, como dice Ángels, en Reacciona está bien clara la explicación de por qué limitar el techo del endeudamiento es… “una mala idea”. Una idea neoliberal que nos está llevando a todos a una nueva recesión mundial sin salir de la anterior. ¿O es que los datos tampoco sirven?
Otro artículo. Paul Krugman. Premio Nóbel de Economía. La falsa ilusión de la austeridad. Pero veo que la política del sonajero funciona de maravilla para tergiversar lo que sea menester. Tenemos que rebelarnos a eso cada día más. Nos jugamos mucho.
Actualización 20.15. Nuestra amiga la economista Ángels Martínez Castells explica muchas cosas, y muy claras, en El Tratado de Lisboa, la reforma golpista y el referéndum necesario.