– Insertar una contradicción en el seno de los poderes del Estado, dejando a Rubalcaba con la brocha “de la criminalización y la ilegalización” en la mano.
– La profusión mediática multiplicativa del mensaje de solidaridad e internacionalismo así como la denuncia del carácter antidemocrático del Estado español.
El voto en unas elecciones burguesas no es un instrumento estratégico revolucionario, pero sí, éste voto a II, supone la mejor acción directa revolucionaria que podemos hacer durante las 24 horas del día 7 de junio. Al día siguiente y sucesivos, Iniciativa Internacionalista tendrá que demostrar la capacidad de desarrollar política y organizativamente un proyecto de confluencia de las izquierdas rupturistas con el régimen monárquico español, sean independentistas, soberanistas o reivindicadores de una III República que respete la autodeterminación de los pueblos (como son Corriente Roja e Iniciativa Comunista).
El voto a II no es un voto que vaya a movilizar a la clase obrera (con la salvedad de EH como ha demostrado su reciente Huelga General), pero sí un voto “antirepresivo” de sectores populares conscientes, algunos de los cuales actualmente militan y otros «muchos más», decenas de miles, que han militado en el pasado, y que actualmente permanecen en sus casas, pero sin embargo, a pesar de su desilusión política, no han perdido su olfato revolucionario. En este tipo de circunstancias, como diría un tertuliano, su “tozudez antisistema” le puede ante una oportunidad de este calado. A la sazón, llegar a este sector social sólo ha sido posible gracias a la torpeza del Gobierno del PSOE al inyectar popularidad a nuestra candidatura. Lenin explicó muy bien, en su folleto sobre el izquierdismo, como los bolcheviques se aprovecharon de las campañas represivas y de las elecciones burguesas (a veces boicot, otras veces «pollo» dentro del parlamento») en la línea de los intereses materialistas revolucionarios.
El voto a II no es voto comunista pero muchos comunistas van a votar a II. Porque votar a II es votar contra la mentira de IU tanto por ser colchón del régimen contra la izquierda revolucionaria como por ser la caja B de votos del PSOE. Es un voto, contra la connivencia entre Willy Meyer y el Ministerio del Interior, tal y como ha demostrado Sánchez Gordillo al denunciar que se intentó expulsar a los cargos de la CUT que avalaron a II y no a otros cargos de IU que avalaron IA por ejemplo. En sus palabras, IU tuvo «la pretensión de que la retirada de avales hiciera naufragar la posibilidad de que esta candidatura pudiera presentarse a las elecciones asumiendo las falsas sospechas del Ministerio del Interior y convirtiendo así a la organización en cómplice activo de la aplicación de una Ley de Partidos absolutamente contraria a las más elementales libertades. Ley, además, que IU no comparte y rechaza»
Como se puede explicar que IU-PCE con una mano rompa el papelito del pacto constitucional y con la otra mano reconozca al Estado de derecho que denuncian, para que finalmente acabe respetando (otra manera de ser «colaborador necesario») las decisiones del alto tribunal constitucional aunque no les guste. Eso es así, y racionalmente no puede ser de otra manera, porque comparten «en la práctica» (único principio materialista de la veracidad) los principios constitucionales, y por tanto, siguen formando parte del régimen constitucional, con su función específica.
Que sepa Willy Meyer y sus amigos de la porra “antibolonia” (ICV), que muchos de sus votantes van hacer un voto útil contra el sistema, es decir, un voto a II. Habrá que recordarle a muchos electores y militantes de IU que hayan tenido de referente a la «IU de Anguita» (por cierto; muy digna su solidaridad con II), que Rubalcaba fue uno de los fontaneros encargados de destruir la autonomía de IU respecto al PSOE, para abrir paso a una corriente interna mayoritaria favorable al pacto servil con el PSOE. Entre sus méritos está la teorización de «La Pinza» y envío de submarinos psocialistas a IU con billete de ida y vuelta. Los ‘anguitistas’ pueden también vengarse contra Rubalcaba y su monaguillo Llamazares, con su voto a II. Por otro lado, también se arañarán involuntariamente votos a Izquierda Anticapitalista y PCPE, cuyos partidos y militantes, según mi punto de vista personal, tendrán que preguntase porqué no le suponen un problema al sistema.
El voto a II no es un voto nacionalista, pero sí un voto internacionalista. Como ha recordado el comunista vasco-madrileño Alfonso Sastre, número 1 de la lista, la interpretación revolucionaria y marxista del internacionalismo hay que buscarla en Lenin cuando recordó a «Rosa Luxemburgo que ella era polaca y que debería partir de esa base, o sea, de una convicción inter-nacionalista, y no de un cosmopolitismo proletario abstracto y, menos, místico». Es decir, el internacionalismo es la unidad de las luchas concretas desde el reconocimiento a todos los pueblos. En el contexto del Estado español, donde para unos ciudadanos nunca se consolidó la nación española, aunque la defiendan, y donde para otros, que la rechazan por reaccionaria, deducen que: o bien se le pasó el tren de la Historia, negando su existencia, o bien que el tren «franquista» le dió su puntilla en la decadencia como nación burguesa, para todas ellas, en definitiva, es necesario que una izquierda consecuente reconozca las diferentes realidades nacionales y a partir de ahí buscar un punto común en la estrategia revolucionaria unitaria contra el régimen burgués español. Iniciativa Internacionalista, en ese sentido, es un paso.
El voto de II no será un voto de la progresía radical, pero sí un voto antisocialdemócrata y antifascista. Será un voto homenaje a todos los represaliados de este régimen y en particular un homenaje a toda una vida revolucionaria como la de Alfonso Sastre; un comunista que ha conseguido ser coherente; todo un ejemplo en las filas de la cultura,… tan propensas a beber de la subvención clientelar del PSOE. Sastre ha mantenido una unidad dialéctica lo que piensa, dice, hace y siente, contribuyendo con su extensa obra a la formación de una nueva hegemonía popular, además de la permanente promoción de la ideología revolucionaria a través de la editorial Hiru.
El voto a II no es un voto más al saco del mercado electoral, pero sí un voto ideológico que se sitúa enfrente del sistema y no en las comodidades de las orillas del sistema donde se mantienen vasos comunicantes con el mismo. El voto no será el inicio de ninguna revolución ni podrá, lamentablemente, expresar todo el repudio social a la crisis (la izquierda estamos a años luz de nuestra clase entre otras cosas por el «desarme» de la izquierda en la Transición, exceptuando la izquierda abertzale), pero sí que supondrá una patada al régimen en el culo de Rubalcaba y el rey Juan Carlos, que mecerá la pena, sólo por eso, haberse levantado ese día. Con o sin resaca, será el voto de la alegría revolucionaria frente a la mentira monárquica. Levantémonos el 7-J con pierna izquierda y voto a Iniciativa Internacionalista.
Nikolai Nechaev. Militante de Iniciativa Comunista y colaborador de la revista «Internacionalistas en Red».
Revolucionando conciencias.